Disfunciones Sexuales

Las tan temidas Disfunciones Sexuales

¿Por qué las personas temen tanto padecer una Disfunción Sexual?

Existe el mito de que la Función Sexual constituye una serie de actividades que pueden realizarse a demanda y que no están relacionadas con los estados de salud del organismo ni con las variadas situaciones que acontecen en las diferentes etapas de la vida.

Las personas suelen exigirse un rendimiento sexual superlativo, similar al que suelen ver en películas eróticas o pornográficas, olvidando que éstas son pura ficción. Muchas veces tienden a compararse con las situaciones relatadas en reuniones sociales, entre amigos o amigas y se preguntan por qué a los demás les suceden cosas interesantes que no les pasan a ellos.

Algunas personas creen que el impulso sexual y las etapas de la Respuesta fisiológica debería aparecer en todo momento o lugar, independientemente de su condición emocional o física y en la consulta, cuando interrogo acerca de su estado de salud, del desempeño laboral o de su vínculo no sexual con la pareja, muchas veces eluden la respuesta y contestan: "Pero lo que me pasa es solamente en el terreno sexual, así que no tiene nada que ver con las otras cosas".

Es por ello, que la aparición de situaciones sexuales que no responden a las expectativas generalmente magnificadas de las personas, causan un profundo desconcierto, ya que no las relacionan con posibles enfermedades orgánicas o con trastornos emocionales.

Más aún les cuesta a las personas, sobre todo a los hombres, entender que la falta de conocimiento sexológico es una de las causas más frecuentes de Disfunciones Sexuales.

Por lo general se supone que la educación sexual se adquirió en forma autodidáctica, con la experiencia de la calle, tanto verbal como práctica, que cada uno haya podido tener.

Sin embargo está demostrado, que la calle multiplica creencias, mitos y tabúes que perpetúan errores y que no tienen nada que ver con la realidad científica del funcionamiento sexual humano.

Enfrentadas las personas con la aparición de una Disfunción Sexual, se sienten muy inseguras, ya que no comprenden de dónde viene este problema y buscan explicaciones y soluciones, a veces durante meses y aún años, en los lugares o con las personas que, si bien pueden ser de su confianza, saben menos que ellos acerca del tema.

Otras veces aguardan que el problema desaparezca solo y en casos más afortunados, recurren a profesionales de diferentes áreas de la salud, los cuales los derivan a un/a Sexólogo/a.


Existen malformaciones de origen congénito que pueden provocar Disfunciones sexuales con diversos grados de gravedad como por ejemplo, el Frenillo corto o la Fimosis que son pequeñas alteraciones en el frenillo y prepucio, que no permiten al hombre muchas veces, tener erecciones completas y le causan dolor en los intentos, porque estos tejidos no pueden estirarse tanto como lo requiere el proceso de erección. Su tratamiento es sumamente simple y consiste en una pequeña intervención quirúrgica que realizan los urólogos con anestesia local.

La curvatura peneana puede tener un origen congénito o adquirido, por lo cual debe realizarse la consulta urológica correspondiente, ya que dificulta los intentos de penetración.

En algunas mujeres existen membranas himeneales muy elásticas y gruesas que impiden o dificultan las penetraciones, las cuales tienen un tratamiento que es variable en cada caso.

Existen enfermedades del sistema nervioso, como el Parkinson; de origen hormonal, como la Diabetes y el Hipotiroidismo; de origen cardiocirculatorio, como la Hipertensión Arterial; de origen hematológico como ciertas clases de anemias. Enfermedades musculoesqueléticas y autoinmunes, como la Miastenia, el Lupus y otras, que pueden afectar la sexualidad.

También existen intervenciones quirúrgicas que dejan como secuelas Disfunciones Sexuales, como las Prostatectomías y las Anexohisterectomías. Existen también alteraciones en la función sexual como resultado de traumatismos pélvicos y en muchos casos los tratamientos médicos con ciertos fármacos también tienen efecto sobre la función sexual.

Cuando hablamos de causas no orgánicas de Disfunciones Sexuales, en realidad estamos hablando de procesos químicos que se producen en el organismo por razones emocionales.

El Estrés es una respuesta neuroquímica del sistema nervioso ante un estímulo procesado por la mente como peligroso. Esta respuesta produce una intensa descarga de Adrenalina entre otros neurotransmisores, poniendo a la persona en situación de alerta, lo cual le produce Disfunciones Sexuales agudas y también crónicas, de acuerdo al tiempo que persista el estado de alerta o estrés.

El estado de Estrés puede ser producido por estímulos de orden emocional como una pelea con la pareja, no disponer de un lugar privado para el encuentro íntimo, llegar al encuentro con sentimientos de angustia por una situación de orden laboral, la ansiedad por "quedar bien" con un/a nuevo/a compañero/a sexual, etc. Sin embargo el cuerpo responde en su totalidad, con aumento de la frecuencia cardíaca y respiratoria, tensión muscular, aumento de la agudeza visual, aceleración de ciertas funciones metabólicas y gasto de energía. Si el impacto del Estrés fue rápido e intenso puede incluso dejar una sensación de cansancio que algunas personas interpretan como "desgano". Si la situación continúa en el tiempo, el Estrés se transforma en Disestrés, que es una forma cronificada de esta respuesta y los efectos en todo el organismo, incluídas las disfunciones sexuales, aumentan y persisten.

Como mencioné anteriormente, la falta de conocimiento o educación sexual, es responsable de que aparezcan situaciones que se confunden con Disfunciones Sexuales. Si no se tratan, se establecen y producen insatisfacción y ansiedad, dando así origen a Disfunciones Sexuales reales. Ejemplo de esto es la creencia de que el tiempo que requieren para lograr una excitación adecuada, tanto la mujer como el varón son similares y que, así como al varón le alcanza el estímulo peneano durante la penetración para lograr el clímax, a la mujer le sucede lo mismo con el estímulo vaginal durante el coito.

Como consecuencia de este concepto erróneo, la mujer y su compañero pueden considerar que ella padece una Disfunción de la Excitación y del Orgasmo, ya que no le alcanza con el estímulo que recibe de su pareja o, al revés, puede pensar que su compañero padece Eyaculación Anticipada o Precoz, porque no la espera. Con el tiempo este equívoco puede dar lugar a una completa desaparición del Deseo Sexual y aún a la rotura del vínculo.

La Inhibición del deseo es una de las disfunciones sexuales más frecuentes y puede tener diferentes orígenes. Desde la disminución de la hormona Testosterona que regula esa función hasta ser un efecto secundario de un medicamento antidepresivo. También puede suceder en ciertas etapas de la vida como en la época de la lactancia, debido a que la hormona Prolactina, se encuentra muy elevada en ese momento, mientras que la Testosterona está descendida y la mujer siente mayores sensaciones asociadas con la maternidad que con la genitalidad. Ocurre también en casos de Hipotiroidismo, Anemia, cuando existen eventos que provocan inseguridad o estrés, como problemas familiares, laborales o de pareja.

La Disfunción sexual de la Excitación, puede manifestarse subjetivamente como la imposibilidad de sentir excitación sexual y/o como ausencia de fluido lubricante vaginal durante las actividades sexuales. En estos casos el origen puede estar en que la mujer no se siente suficientemente involucrada en la actividad, por causas diversas relacionadas con los sentimientos hacia su compañero, por no sentirse cómoda con el entorno, por falta de conocimiento sexual que le impide excitarse o por padecer de alguna fobia, entre otros motivos.

La Disfunción orgásmica puede relacionarse con Diabetes, con trastornos musculares o del Sistema nervioso, con la ingestión de ciertos medicamentos o con falta de conocimiento de técnicas sexuales por parte de la mujer y de su pareja.

Estas son solamente algunas de las posibles causas de estos trastornos.

La Dispareunia o dolor en la penetración puede estar relacionada con Endometriosis, Miomas uterinos, Pólipos o dolores provenientes del intestino que la mujer registra en el momento del coito.

El Vaginismo es la contracción involuntaria de los músculos de la entrada vaginal, que impiden la penetración; generalemnte se debe a ideas temerosas acerca del dolor, temor a sentirse lastimada o invadida y a perder el control sobre el propio cuerpo.

Las mujeres también pueden padecer Ansiedad por sentirse "juzgadas" ú observadas por su pareja en el momento de la relación íntima o desarrollar Fobias o Aversión a ser tocadas o a tocarse ellas mismas.

Existen Disfunciones Sexuales que llamamos Ocasionales, ya que solo se producen en determinadas circunstancias y Mixtas, cuando están asociadas dos o más al mismo tiempo.

También llamamos Disfunciones Reactivas a las que aparecen como una reacción a las Disfunciones sexuales de la pareja.

En el hombre, las Disfunciones tienen causas similares a las de las mujeres, con las diferencias que establece su química hormonal, por ciertas características determinadas por su identidad de género y por la cultura en la cual se ha formado.

A la mayoría de los varones les preocupa mucho cualquier trastorno de su sexualidad que sea evidente ante sí mismos y/o ante su pareja, más que las sensaciones de placer o displacer involucradas que, en cambio, son un factor primordial en las mujeres.

Es por ello que a la mayoría de los hombres les afecta mucho padecer de Disfunción Eréctil o de Alteraciones en su eyaculación, porque son cuestiones visibles y sienten que su imagen ante sí mismos y ante su pareja ha quedado lesionada.

Es mucho más frecuente que los varones padezcan de un estado de Ansiedad por su propio desempeño antes del encuentro sexual y que interroguen a sus parejas si lo han pasado bien y si han llegado al clímax, que al revés.

Con frecuencia sienten disminuída su virilidad si no "logran" que sus compañeras disfruten de la relación. (Este es un gran cambio aparecido en las últimas décadas, a diferencia de lo que sabemos de la sexualidad de los siglos anteriores, en los que el placer femenino no era de interés del varón, sino tan solo el suyo propio).

Para muchos hombres, también constituye una gran frustración darse cuenta, que en ocasiones, la experiencia que pudieran tener de relaciones amorosas previas, no alcanza para entender y complacer las necesidades de su pareja actual. Les resulta molesto tener que "aprender sobre sexo" cuando imaginaban que ya sabían todo lo necesario.

En otros casos, sin embargo, existen hombres muy interesados en ampliar sus conocimientos sobre sexualidad para mejorar su performance y la calidad del vínculo con su pareja.

En los varones, la edad es un factor que determina cambios significativos, tanto o más que en las mujeres. El factor emocional relacionado con el avance de la edad es muy importante e involucra todas las fases de la Respuesta sexual. Es frecuente que, a partir de los 50 años, aparezcan patologías como Hipertensión Arterial, Hipercolesterolemia u otras, que requieran de tratamientos farmacológicos, los cuales, como dije antes, influyen en su sexualidad. La situación de no poder manejar su cuerpo como en la juventud y depender de ciertos medicamentos, hacen que el varón muchas veces se sienta menos seguro de su rendimiento y esto promueve un círculo vicioso de Profecía autocumplida que, por lo general suele ser de carácter negativo y generadora de mucho estrés.

El rechazo recibido ante una propuesta sexual los afecta mucho más que cuando eran más jóvenes y, si es reiterado, puede desembocar en un cuadro de Inhibición del deseo sexual.

En estos casos, los tratamientos con la pareja son los que tienen mejor pronóstico a muy corto plazo.

También las Disfunciones sexuales ocasionales son muy frecuentes en hombres de más de 50 años, como consecuencia del estrés que padecen al intentar acercamientos amorosos con personas nuevas.

En este sentido podemos observar que, por lo general, las Fobias y la Eyaculación anticipada o precoz son más frecuentes antes de los 50 años mientras que la Disfunción eréctil, la Dispareunia y la Eyaculación diferida o tardía predominan después de esta edad.


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